Las relaciones entre la Casa Blanca y Downing Street no atraviesan su mejor momento. Cada vez más, Gordon Brown parece el patito feo al que Barack Obama intenta arrimarse lo menos posible. Hasta el punto de que el presidente estadounidense ha rechazado al menos cinco veces verse en privado esta semana con el primer ministro británico.

Las aparentes tiranteces entre Washington y Londres podrían deberse al papel desempeñado por Brown en la liberación en Escocia del único terrorista condenado por los atentados de Lockerbie, el libio Abdelbaset Ali Mohmed al Megrahi.

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